Ayer fue un día estupendo en la que dicen que es la duna más grande de Europa y la verdad es que impresiona. Al encaramarse arriba se divisa al mismo tiempo el océano y los impresinantes bosques de las Landas.
Después nos fuimos a comer unos mejillones típicos (moules-frites) y acabamos mirando botellitas en una de las tiendas de vino de la ciudad. Estas son dos de mis compis de clase: Meg, de Nueva York, y María, de Ucrania.
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